jueves, 8 de noviembre de 2012

El grito de la mente crítica


Cuando observas la realidad con un ojo crítico, aprendes a ver el mundo con otra perspectiva.
Se trata de ver el mundo con otra óptica, observando causas, consecuencias, procesos a largo plazo.
Cuando miras a la sociedad con esta mirada crítica, y piensas en los cinco millones y medio de parados, no piensas: "que mal esta el país". Sabes que esos parados tienen un origen, en la especulación y el ansia de riqueza, que les ha hecho pagar por los errores que otros han cometido.
Cuando miras de esta forma a la política, y ves que el partido del gobierno desangra continuamente a una población que ya sufre, no piensas "la política no sirve para nada". Sabes que ese gobierno tiene su origen en el miedo, además de en una cultura política basada en la inercia, la despreocupación, y en no calibrar las consecuencias políticas de un acto tan simple como votar, o no hacerlo.
Cuando observas detenidamente la economía y ves que los pobres cada vez son más pobres y los ricos cada vez más ricos, no piensas "eso ya se sabe y nunca va a cambiar". Piensas que es el macabro fruto de un sistema injusto, en el que contribuimos todos, por acción u omisión; en el que cada moneda de más que los ricos gastan en sus restaurantes, coches y viajes, es una moneda que se quita de la boca del resto.
Cuando eres consciente de todo esto, surge la indignación, la protesta; y "la sociedad" o "el mundo" reciben el nombre de capitalismo, y eres consciente de que existe la injusticia.
Pero todo cambia el día en el que a esos cinco millones y medio de parados se les añade uno mas. Todo cambia el día en el que hay una familia más en el camino del empobrecimiento. Todo cambia el día en el que te quitan esa moneda que te ibas a llevar a la boca, y contemplas, sin poder hacer nada, como otro se lo gasta en lujos, usurpados sin pudor ni vergüenza, ostentados con desprecio.
Todo cambia el día en que el parado eres tú, y la moneda es tuya.
Ese día el que observa críticamente la sociedad deja de ver el sistema como capitalismo, con los ojos de la indignación y la injusticia. Deja de pensar que el mecanismo de reparto de la riqueza es completamente desigual, que el paro esta causado por los intereses del sistema, o que la política es decadente.
Sencillamente, para él el sistema es ahora barbarie.
Para él, el paro, el empobrecimiento y la tristeza, engendros de la barbarie, consecuencias de un sistema que solo se expresa en términos de violencia, de desprecio y de egoísmo, son ahora bestias que arañan la puerta de su casa, que amenazan con entrar, y que empiezan a colarse poco a poco en su realidad vital.
En ese momento, ya no hay lugar para la indignación. Lo que antes era percepción consciente e interiorizada de la injusticia se transforma ahora en pura y desbocada rabia, en ganas de acometer contra todo, de destruir todo lo que es injusto y genera dolor e injusticia.
Ante la violencia del sistema, el que la sufre sin saber de donde viene esa violencia siente miedo y angustia. Pero el que la sufre y además comprende de donde viene, el que es capaz de reconocer a quien está provocándole dolor, ya no se acobarda, sino que alza la voz y grita, en una exclamación de ira desatada, de rabia, de rebelión.
Este grito rompe los oídos de quienes están alrededor. Suena muy fuerte, molesta, sobrecoge. Ya no es un enunciado que analiza, es un grito que se expresa con palabras de rabia, que busca la destrucción de aquello que odia. Este grito es violento, radical, y no admite réplicas.

No obstante, no se debe culpar al que grita. Este grito, en realidad, no tiene su origen en el oprimido. Es la cristalización de la violencia que la barbarie ha sembrado en él. Es sencillamente la reacción completamente natural y necesaria, fruto de esta violencia, y que demuestra que en el oprimido aún queda algo de humanidad. El oprimido, como simple receptáculo de la rabia, tan solo actúa por un condicionamiento natural.
No se le puede reprender el grito.

domingo, 21 de octubre de 2012

Inmunes a la Indignación

Este año 2012 está siendo el año con mayor número de movilizaciones en lo que llevamos de democracia liberal en el Estado Español.
Estas movilizaciones se hacen en contra de un gobierno que todavía no lleva un año en el poder, pero que ya ha conseguido despertar la indignación y la rabia de la población. Esta rabia es la respuesta no solo a una completa incompetencia política por parte del gobierno, sino una descarada voluntad de echar por tierra todos los mecanismos de cohesión social y atenuación de la desigualdad.
La barbarie que subyace en el sistema capitalista ha estado durante mucho tiempo contenida, o al menos maquillada de una manera que nos dejaba a casi todos los privilegiados de este lado del telón de la miseria a salvo del hambre y la pobreza. Se trata de nuestro amigo, el Estado del Bienestar.
Cuando la barbarie se libera, el monstruo al que los cínicos llaman el libre funcionamiento de la economía vuelve a operar para poner a cada uno en su sitio.
Por supuesto, este cambio opera de forma subterránea, y pocas mentes lo aprecian. Lo que si que se vuelve evidente al grueso de la población son los efectos que tiene este mecanismo: consecuencia directa de ello son los aumentos de la desigualdad, el empobrecimiento progresivo de las clases medias y la gran fuente de coerción que supone el desempleo. Esto supone, en fin, dificultades para los sectores de población que nos encontramos en las capas bajas de la pirámide, y completa miseria para los que ya hace tiempo que están hundidos en el fango. Asistir impotentes a esta situación es lo que genera los sentimientos de rabia e indignación que se liberan en las manifestaciones y otras vías de expresión del descontento.
Esta rabia e indignación han ido en aumento, como lo demuestran la mayor afluencia a las manifestaciones, el aumento de su aceptación popular, o la simple atención a las conversaciones cotidianas.
Esta claro, pues, el primer principio: la indignación ha aumentado, la gente no está de acuerdo con el estado de las cosas, y esto poca gente me lo podrá negar.

Ahora bien, esta noche asistimos a un suceso que no se puede definir de otra manera que pasmoso. Aquellos que promueven el recorte y el aumento de la miseria reciben de manos de la población un empujón de ánimo para continuar en la misma línea. (Hablo, por supuesto, de los resultados de las elecciones gallegas).
Esto se podría explicar, y seguro que algún analista socialista así lo haría, por la fuga de votos del partido mayoritario de la oposición y la fragmentación en opciones más pequeñas.También se podría explicar por la elevada abstención.
De ninguna manera podemos aceptar esta explicación. Siendo la abstención solo aproximadamente un punto superior, y contando las dos fuerzas minoritarias con al menos un escaño en cada circunscripción, por lo que ninguno de sus votos cae en saco roto, tan solo nos queda una opción posible.
Esta opción es que, mientras una parte de la población no solo se indigna, sino que reflexiona al respecto y acompaña su rabia con una acción política coherente, hay otro sector de la población que continúa defendiendo una actitud política autodestructiva, bien sea por el enorme peso de los condicionantes culturales y tradicionales, bien por vivir en un país caciquil en que autobuses del PP llevan a jubilados con alzheimer hasta la puerta del colegio electoral *, o bien, y es la opción por la que me decanto, por un simple problema de insuficiencia racional derivado de la pésima formación política y en cualquier ámbito de pensamiento social que se ha dado, se sigue dando, y de la que nos enorgullecemos en este país.

Aqui se pone de manifiesto el gran peso que tienen los factores culturales, y las grandes tradiciones en cultura política en nuestro país. Vemos el gran poder que tiene el pensamiento estereotipado para interrumpir la necesaria sucesión entre un sentimiento de desacuerdo y la necesaria acción que exprese ese sentimiento.
También puede ser, sencillamente, que en Galicia haya menos gente indignada que en el resto de España. Si es esto último, la pregunta es si en algún momento la sencilla observación de la propia realidad superará a los montajes culturales que los mecanismos de la sociedad nos inculcan.

martes, 12 de junio de 2012

Política después de los partidos


Los últimos barómetros del CIS confirman lo que algunos ya sabíamos desde mayo de 2011, que la gran mayoría de la sociedad española ha perdido completamente la confianza en los partidos políticos y, sobre todo, en sus dirigentes. La ciudadanía reniega de los políticos, todo el mundo critica su ineficacia, cuestiona sus principios, y sobre todo, da por sentado su corrupción. Para los que aspiramos a comprender los fenómenos políticos de nuestra sociedad, el hecho de que el 71,6% de la sociedad española confíe poco o nada en el presidente del gobierno y el 78,8% tampoco confíe en el líder de la oposición es un hecho mucho más que significativo, que nos hace plantearnos si el antiguo modelo de política, de líderes, partidos y binomios gobierno-oposición sigue siendo válido y, sobre todo, si sigue siendo eficaz para responder a las demandas políticas de la sociedad.
Muchos rebatirán que los resultados electorales, con la mayoría absoluta del Partido Popular, hablan por sí mismos. Dejando de un lado mentiras, y un sistema de ponderación del voto completamente injusto y que favorece a los partidos mayoritarios, tenemos que decir que estos resultados, o al menos el ascenso del PP en detrimento de los socialdemócratas era de esperar debido a lo que para la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de este país significa ir a votar.  En un acto que dista muchísimo de un verdadero ejercicio de responsabilidad democrática, los ciudadanos y ciudadanas acuden a las urnas para elegir un sobrecito de un color o de otro. No se han leído el programa electoral del partido al que votan, y muchas veces sus criterios para elegir una opción u otra son oscuros procesos cognitivos basados más que nada en la inercia, o el prejuicio. Los del PP defienden a España, y los socialistas gobiernan mal, ya que siempre que gobiernan ellos sube el paro. O el PP son los de franco, y el PSOE defiende al obrero. Luego están los comunistas, que quieren que acabemos como en Rusia, o CiU, pero eso ya pilla más lejos.
Pensemos como la masa: en esta cultura electoral, el sonado fracaso del último gobierno socialista de Rodriguez Zapatero y la mala situación del país empujaron a muchos a votar por un partido que –por lo menos- prometía soluciones. ¿A quién vas a votar si no? Es así de simple.
Está claro que en este momento el sistema de partidos es un foco de corrupción y ineficacia, fuente de parte importante de los problemas de este país, sobre todo en el ámbito local y provincial, donde el clientelismo es la regla por excelencia. Sin embargo, ya hemos visto que la cultura política de los países occidentales está demasiado basada en ellos. No es concebible un sistema político sin partidos. La primera pregunta que me hace la gente con quien hablo de esto es: y bueno, ¿a que partido deberíamos votar? Tal vez la respuesta sea: a ninguno.
El domingo se emitió en el programa Salvados el caso de la localidad madrileña de Torrelodones. Aquí, una junta vecinal gobierna desde hace un año y ha logrado desplazar al antiguo alcalde y hacerse con la gestión municipal. Esta plataforma se presentó a las elecciones, sin identificarse con ningún partido o tendencia política concreta, simplemente lo que su propio nombre indica: Vecinos por Torrelodones. No obstante, ¿como puede un grupo de vecinos y vecinas, sin ser profesionales de la política, gestionar correctamente un ayuntamiento? Pues parece que muy bien, porque en un año, suprimiendo puestos de amiguetes, y gastos suntuarios como coches oficiales, han logrado pasar del déficit –que tanto nos preocupa- al superávit en las cuentas municipales. ¿La clave? Simplemente la filosofía que enuncia su alcaldesa: “El ayuntamiento no es mío, es de todos”
He aquí la solución a los problemas políticos de este país. Bueno, a los políticos y a los económicos, ya que, después de esto, a nadie se le ocurrirá decir que “no hay dinero”. Haberlo haylo.
Tal vez sea la hora de cambiar nuestra forma de actuación política, pasando de ideales, formulaciones teóricas y utopías, y llevando a la práctica las ganas que tenemos de un cambio real y completo. Plataformas ciudadanas que asuman el gobierno de sus localidades. Vecinos y vecinas de todos los ámbitos profesionales, -seguro que entre ellos habrá personas realmente competentes- que gestionen lo público buscando, sencillamente, el bien de las personas del municipio. Juntas -como tantas veces hemos formado en la historia de nuestro país-, que estén controladas desde abajo, completamente supervisadas por la ciudadanía, para garantizar que sirvan a ésta y no a intereses clientelares. Deben formarse autogobiernos municipales, y lograr el éxito en el ámbito mínimo, para después articularse y extenderse hacia arriba, hacia la organización provincial y autonómica, para llegar finalmente al gobierno central del Estado y acabar con la superestructura de corrupción e intereses que ha llevado a este país a la ruina. No obstante, tenemos que tener algo claro: se acabó el salir a la calle a protestar para que los líderes políticos solucionen los problemas sociales. Debemos salir de nuestras casas, sí, pero para entrar en los ayuntamientos y en las Cortes a solucionarlos por nosotros mismos. Es el momento de dar un giro completo, de que la indignación se convierta en acción, y de que el cambio que tan fehacientemente deseamos y reclamamos venga de nuestra propia mano, porque nadie ha de hacerlo por nosotros.

viernes, 18 de mayo de 2012

No estamos solos


Para algunos solo somos vagos que no quieren estudiar, para otros somos un futuro perdido, en cambio hay personas que ven en nosotros un ejemplo de lucha. Cuando haces una huelga y la respuesta del gobierno no es otra que la represión o más recortes disfrazados de “ajustes necesarios”, desmotiva. Igual que desespera el hecho de que tus mismos compañeros estudiantes estén en contra de huelgas que no cambiarán nada y que lo único que hacen es perjudicarnos a nosotros mismos.

Pero ahora no es el momento de venirse abajo. Precisamente hoy tenemos más motivos para seguir luchando que nunca y lo que es más importante, más apoyos que antes. No solo trabajadores como los conductores de ferrocarriles o esas abuelitas que se asoman a los balcones de su casa y aplauden mientras la manifestación pasa, sino que estamos empezando a crear una conciencia estudiantil colectiva a nivel internacional. Aún queda mucho por hacer pero no estamos solos.

En cuatro días comienza una jornada de lucha y movilizaciones que puede cambiar muchas cosas, solo tenemos que creer en la capacidad que tenemos para hacerlo. Estamos avanzando y aún tenemos tiempo para seguir creciendo. Ahí van algunos ejemplos de la fuerza que tenemos. Ejemplos que, aunque son ignorados por los grandes medios, están ahí y que son el camino a seguir.

El campus universitario de la Universidad de Barcelona en Mundet se ha declarado en huelga indefinida. Los profesores que están apoyando a sus alumnos han dado un aprobado general.

En la Universidad Autónoma de Barcelona se ha convocado huelga los días 22, 23 y 24. El 25 se celebrará una asamblea intercampus, con todas las universidades, en Plaza Catalunya para decir que camino seguir.

En Sevilla una asamblea masiva ha decidido parar la actividad docente durante dos semanas.

La Universidad Pablo Olavide ha convocado un paro desde el 22 al 31 con el apoyo de la gran mayoría de profesores.

En Valencia apoyarán la huelga del día 22 y se plantean seguir el camino hacia la huelga indefinida.

En Castellón el Front d’Estudiants ha ganado las elecciones en el consejo de estudiantes. Se trata de un grupo de estudiantes partidarios de una universidad pública que tienen mucho que decir todavía.

En Chile llevan 8 meses de huelga indefinida. Y en Quebec las movilizaciones continuan.

Por todo esto, por lo que nos queda por hacer y porque lo vamos a conseguir… Seguiremos luchando. No estem sols!!!

Molts ànims a totes les estudiants en la nova setmana de lluita!  

domingo, 6 de mayo de 2012

¿Un verdadero giro a la izquierda?


El giro

Se ha abierto, definitivamente, una nueva dinámica en la política europea.
Podríamos decir que asistimos a una primera derrota del neoliberalismo desde que comenzó la crisis del euro. Una derrota provocada por la decisión soberana de la sociedad francesa, que ha renegado del neoliberalismo en una de sus figuras más emblemáticas. Muchos dirán que se termina el tándem de poder franco-alemán, y con él las políticas de ajuste que se han venido imponiendo al resto de gobiernos de la zona Euro. Precisamente, el candidato socialista francés llega al poder enarbolando la bandera del crecimiento económico como solución alternativa  a la austeridad y los ajustes. Podríamos decir que se ha producido un cambio de sentido en Europa. Un cambio que deberá consolidarse el año que viene en las elecciones alemana, y que supondrá, por fin la apertura de un horizonte mucho más alentador para la política de esta Europa cada vez más interdependiente, que tal vez nos lleve a una salida más justa y social de la crisis.
No obstante, se hace necesario matizar algunos aspectos al respecto de este supuesto cambio político europeo. En primer lugar, no debemos olvidar que asistimos al relevo de otro de los líderes de la crisis; otro que, en la estela de tantos otros dirigentes europeos, ve desvanecerse su cargo por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. No debemos olvidar que no hace ni medio año que los españoles optamos por un neoliberalismo salvaje, llegando casi a enterrar a la izquierda por creerla muerta. Esta misma izquierda ahora se alza victoriosa en el país vecino, por lo que la contradicción está servida.
En esta misma línea también es paradigmático el caso de Grecia. El país más castigado por la crisis se distancia de los dos partidos mayoritarios, habiendo conocido ambos un gobierno de crisis, y opta por soluciones alternativas. Esto desmiente el mito de un posible “giro a la izquierda” europeo; y es que, por el momento solo la Europa del gran capital es homogénea, y las diferentes realidades de los diferentes países reflejan que las dinámicas políticas de centro y periferia son radicalmente distintas.
Debemos conceder a la victoria de Hollande la importancia que tiene: en este momento, Europa está enredada en una dinámica donde lo que se decida en los centros europeos va a tener preferencia sobre cualquier decisión estatal. Un cambio en uno de los países con mayor poder de decisión traerá sin duda un cambio en la política económica europea.

La izquierda

El segundo aspecto sobre el que cabe llamar la atención, es la ya comentada bandera con la que Hollande llega a la presidencia de la vecina república: el Crecimiento. Esto no nos dice demasiado. No nos dice si, por ejemplo, va a frenar en seco el ciclo de privatizaciones con el que ya venía colaborando la socialdemocracia europea antes de la crisis, o simplemente  va a centrarse en una política activa de estímulo de la actividad económica. No nos dice si va a haber un cambio de rumbo en lo que se refiere a la política de inmigración, o si se va a permitir que siga extendiéndose la xenofobia que parece contagiarse entre la sociedad francesa. Tampoco nos dice si va a haber un verdadero cambio en las instituciones europeas, o va a continuar el escaso control democrático sobre el poder del Banco Central Europeo y sus profetas del neoliberalismo que niegan cualquier intervención activa que ayude a la economía pública de los Estados. Por supuesto, no habla de mayor democratización, ni de control de los Bancos. Tan solo se habla de crecimiento. Una palabra que, entre la izquierda francesa previa a la crisis tenía un significado mucho más negativo, pero que ahora parece ya olvidado*.
Con la palabra “crecimiento” se remite, necesariamente, al modelo económico que dominaba Europa antes de la crisis: el de la expansión económica indiscriminada. Un crecimiento económico que permite una mejora de las condiciones de  vida de las clases medias, pero también trae consigo la opacidad y el aumento cada vez mayor de los privilegios de las clases dirigentes: servicios públicos a cambio de sueldos multimillonarios. Pero sobre todo, este crecimiento económico trae consigo una consecuencia aun más desastrosa: el aumento de la presión sobre el planeta, tanto sobreexplotación de los recursos naturales, como contaminación del entorno, o como explotación de las poblaciones de otros países.
Europa busca salir de la crisis por el crecimiento. Un crecimiento para el que necesitará un sector de mercado, un trozo de planeta del que extraer los recursos, y otro sobre el que verter los residuos. Precisamente ahora, que los BRIC, las nuevas potencias emergentes, han aumentado su demanda de trozo de planeta, aprovechando el retroceso de las antiguas potencias económicas.
Una derrota del neoliberalismo será siempre beneficiosa, y la moderación de la política de ajuste de servicios públicos también. Pero para salir de esta crisis estructural en la que estamos metidos, no nos sirve la socialdemocracia, no nos sirven las soluciones keynesianas de los 50, y por supuesto, no nos sirve el crecimiento.

“Cualquiera que crea que el crecimiento exponencial puede continuar indefinidamente en un mundo finito, es un loco o un economista.”
- Kenneth Boulding

*La Decroissance, Decrecimiento en español, es una corriente de pensamiento económico y social, surgido en Francia, y que ganó una importancia creciente en los años previos a la crisis. Esta corriente busca el progreso hacia un nuevo modelo económico no basado en el crecimiento indiscriminado e insostenible, sino en una simplificación de la economía y la sociedad.
http://www.youtube.com/watch?v=gtQmmaw8sG0&feature=player_embedded Primera parte de un video explicativo de la corriente.

viernes, 27 de abril de 2012

Paradojas

Cuando  nos  preguntamos  cuáles  son  las  virtudes de  una persona  se suelen  nombrar la solidaridad,  la comprensión, la sinceridad, el amor, la justicia… Y sin embargo  parece que actualmente prima  el lema: de bueno, tonto. Así que cuando observamos los requisitos  para ascender en la  escala social se  necesita  ser ambicioso, astuto, egoísta, en definitiva, la  competición guiada por el ánimo de lucro. Pero  si no queremos que estos valores sean los que dirijan nuestra vida privada, tampoco deberíamos potenciarlos para el ámbito laboral. Bienvenidos a la paradoja de nuestro sistema.
Porque el ser humano es capaz de actuar de forma cruel y egoísta, pero también lo es de realizar las obras más altruistas, e igual de sobrecogedoras. La cuestión es cual de los dos caminos escogemos para enfocar nuestra vida. Y hay un factor que resulta decisivo a la hora de elegir, cual es la opción más fácil. Las leyes de ahora están creadas de forma que en muchas ocasiones hacer lo correcto, entendido como una moralidad basada en los principios ya descritos, puede suponer un sacrificio y se encuentran muchos obstáculos que desincentivan. Por eso la solución es tan simple que se hace tremendamente difícil de aplicar. Desde la legislación se deberían emitir decretos encaminados hacia este propósito como dictan las Constituciones. A esto el economista Christian Felber le llama búsqueda del bien común.
Hoy en día comprar productos éticos y ecológicos a buen precio parece una hazaña. El problema reside en que las marcas contaminantes, con precarias condiciones laborales, que explota incluso a niñas y niños; obtiene más beneficios económicos que una empresa que sea ecológica, que otorgue salarios decentes, sin vulnerar ningún derecho. Si cosecha mayores ganancias se debe principalmente a que las ofertas son más baratas, y Occidente no será pobre, pero nos conocemos de sobra, la población apuesta por los productos más asequibles aunque sean más perjudiciales. Por eso debería ser iniciativa de los Estados corregir este defecto imperdonable.
Una manera efectiva para instar a las empresas podría ser bajar los tipos de interés, aduanas reducidas, y por otro lado poner cuantiosas multas, impuestos altos, y todo tipo de óbices burocráticos a las que perjudiquen; con el fin de que las empresas que más aporten al bien común sean las que puedan ofrecer los precios más atractivos. Porque puedo equivocarme, pero seguro que si en una estantería encontramos dos productos homólogos y en uno sabemos que discriminan a la mujer, que dan una vida útil insignificante para que no tardes en comprar más, que destruyen mercancía para no producir stock, que vierten residuos, que pagan una miseria a sus empleados siendo los dirigentes millonarios… Y en el otro sucede todo lo contrario, ¿Cuál compraríamos si además el segundo tiene un precio notablemente inferior? Por este motivo son tan esenciales las ventajas legales. O incluso si el Estado estuviera dispuesto, se podrían crear empresas nacionales que cumplieran los requisitos. En algunas áreas necesarias como por ejemplo la energía, apostar por un suministro renovable que saliera del bolsillo del contribuyente vía impuestos para volver al mismo ciudadano con la misma utilidad que las energías empleadas ahora y además a menor precio. Así llegamos a otra paradoja, las compañías que más perjudican al planeta, englobando las repercusiones sobre la naturaleza así como las de materia social, son las que más venden, las que más se expanden y las que acaban convirtiéndose en fuente de poder. Y los Lobbys y presiones que acechan el panorama político impiden que se potencien los productos éticos que sí aportan beneficios a todas las personas, presentes y futuras.
Hasta que los Estados no se desprendan de esta sombra oscura, negra como su dinero, no podrá incorporar las medidas pertinentes para que se cambie de modelo. Porque el déficit democrático también es una barrera hacia el cambio, y este considero que es el paso más delicado. Pues a lo largo de la explicación de las ventajas de orientar la economía hacia el bien común estamos tratando al Estado como un ente abstracto. Pero no lo es. También esta compuesto de personas, que deberían estar al servicio de la comunidad que lo forma. Y gran parte de la población lleva tiempo reivindicando que no se puede seguir así, que esta crisis ha sido un aviso de que el sistema esta tocando tope. Lo que debería haber sido una señal de que había que buscar alternativas ha sido interpretado como una barra libre para el neoliberalismo.
Y lo más inquietante es que en vez de dar marcha atrás se pretende meter quinta, solo se habla de crecimiento económico. Pero crecimiento infinito en un planeta finito también es paradójico. Pero de esto ya no se quiere ni hablar y mucho menos oír. Aquí entramos nosotros, los ciudadanos, esa mayoría humana tratada como una minoría por la minoría que dispone de un poder mayoritario ¿? Visto que desde arriba no están dispuestos a cambiar los valores destructores que gobiernan, habrá de hacerse desde abajo.
Así pues,  por qué no dar facilidad desde las leyes a los elaboradores de productos éticos, a las agrupaciones cooperativas y a los asuntos necesarios para la vida; porque se nos anima a consumir cosas que ni necesitamos. La competencia extrema ahoga a pequeños y medianos comercios exaltando un tipo ideal de multinacional que compra títulos para ganarse la confianza de un consumidor que termina poniéndose una venda para no saber qué compra y así poder dormir tranquilo por la noche. Pero en un sistema donde se ponga énfasis en la cooperación y en la ayuda mutua, parece lógico que también se anime a reproducirlo en la vida laboral, entre las distintas distribuidoras de los bienes y servicios del bien común, y entre territorios; porque en un mundo globalizado, igual que ahora hay competencia internacional podría haber cooperación internacional. Así se seguiría a gran escala los mismos pasos que se intentan secundar en las casas. Porque en las familias se suele pretender que haya un clima de apoyo incondicional, de cariño, de respeto. Y si esto es lo necesario para crecer sano emocionalmente y para ser feliz, lo suyo sería que se aspirara a elevarlo a todas las esferas cotidianas. Y para los escépticos, tranquilos, claro que no es tan simple, sino ya se habría hecho. Somos conscientes de que los valores positivos no siempre guían nuestros actos y palabras, más difícil sería que se acataran espontáneamente en un sistema abocado a la ambición sin límites. Pues aquí entran otra vez las medidas legislativas, porque igual que ahora se educa y se apremia a ser consumista, individualista, etc. Se puede dar un giro copernicano y que el concepto de éxito sea justamente el contrario. Como se nos fanatiza desde arriba es natural que cueste nadar a contracorriente, pero si desde las leyes se favorece a personas, corporaciones y países que cumplan éticamente, lo difícil sería -en teoría- comportarse de forma antagónica.
Si hubiera democracia real, la ciudadanía podría ir modificando los fallos, depurando las leyes injustas, limando cualquier resquicio a través del diálogo. Y si nos centramos en las relaciones humanas, en lo necesario, en vez de en lujos superfluos a costa de lo que sea. Entonces y solo entonces, la economía dejará de encontrarse en el punto de mira, como la amalgama de gráficas financieras que nos presentan, que no han servido de beneficio más que a unos cuantos a cambio del retroceso en el caso de Occidente y de una catástrofe para los países subdesarrollados. La crisis es la máxima prueba de que hasta que no cambiemos de modelo no podemos mejorar. Porque al fin y al cabo, ayudando a los demás te ayudas a ti mismo, ayudándote a ti mismo ayudas a los demás.

sábado, 21 de abril de 2012

Con los ojos puestos en Andalucía

Hoy se han dado a conocer las líneas principales de la política que, supuestamente, va a seguir el nuevo gobierno autonómico andaluz. Para cualquiera que pudiera pensar que las cosas continúan igual en este territorio, es suficiente con echar una ojeada al programa presentado por la coalición de izquierdas que debe sustentar al nuevo gobierno. El PSOE andaluz, uno de los más fuertes dentro de la agrupación socialista, junto con IU, quien se ha convertido en depositario de la confianza de buena parte de la sociedad andaluza han presentado un plan de acción que muestra la marca inconfundible de la coalición izquierdista, y su voluntad por provocar un giro hacia la izquierda del ejecutivo presumiblemente liderado por Griñán.

Entre estas propuestas encontramos puntos que se situan en una posición diametralmente opuesta a la política del gobierno central. Una de ellas es la formación de un fondo de crédito público, que cumpla la función social de las entidades financieras, es decir, la concesión de crédito, frente al irresponsable abandono de ésta por parte de la banca privada. Otra iniciativa anunciada es el refuerzo de la progresividad de los impuestos, así como un mayor gravamen a las grandes fortunas, ambas medidas destinadas al aumento de los ingresos de la administración. Además de estas políticas concretas, se anuncia un fuerte compromiso con la creación de empleo para paliar la elevada tasa de desempleo de la comunidad (más del 31 %), respaldado por una importante inversión pública; también se anuncia una mayor democratización del sistema, buscando una mayor participación ciudadana en política. Por último, el último detalle es la voluntad manifiesta de la cúpula directiva de IU de integrarse en el ejecutivo de Griñán, iniciativa que no es compartida por la totalidad del partido, pero que tendrán que decidir los militantes el próximo día 28.

Si estas propuestas llegan realmente a salir adelante, encontramos una situación política de lo más original en el panorama nacional, que merece ser el centro de atención de la vida política de los próximos cuatro años.

En primer lugar, tenemos a un PSOE obligado a escorarse hacia lo que, supuestamente, son las políticas que le corresponde hacer. El partido socialista se lo juega todo en Andalucía: tiene la oportunidad de demostrar si realmente es un partido de izquierdas, o es necesaria una refundación completa de la izquierda socialdemócrata. También tiene, por cierto, la oportunidad, si las políticas producen buenos resultados, de “hacerse la foto” junto a unas políticas claramente obra de IU, que de otro modo el PSOE no hubiera llegado a aplicar.

En segundo lugar, Izquierda Unida tiene la oportunidad de mostrar la efectividad, o no, de sus propuestas. La izquierda gobernará Andalucía, pero no una izquierda desnaturalizada e institucionalizada, sino una izquierda que lleva muchos años fuera de la primera línea del sistema, y que ha estado preparando un programa político renovado, que ahora pondrá en práctica. Esta izquierda va a aplicar unas políticas que están respaldadas por un amplio sector de científicos sociales (economistas, sociólogos, politólogos), y que encuentran ahora el momento de demostrar si son o no válidas para su aplicación en una sociedad real. Tendríamos, por fin, las políticas que exige a gritos un sector importante de la ciudadanía. No subestimemos este punto, pues Andalucía se convierte ahora mismo en el centro de atención de la izquierda no solo española, sino europea. Con toda la unión monetaria dominada por el neoliberalismo, Andalucía será el único lugar donde se lleven a cabo políticas totalmente diferentes a las impuestas por el BCE, y la izquierda europea no podrá –o no debería- ignorar este hecho.

Ahora bien, también cabe ser prudente. IU se enfrenta, en el supuesto de que entre en el gobierno, al desafío de depurar una administración que no se saca airear desde hace 30 años, y ya se sabe la porquería que puede llegar a acumular una administración cerrada durante tanto tiempo.

Ahora bien, y aquí llega la parte crucial del análisis, no debemos olvidar que no estamos hablando de un Estado soberano, sino de una comunidad. Es cierto que su estatus de Comunidad Histórica1 le sitúa en mejor posición, pero no por ello deja de estar en parte limitada por la administración central y por la espada de Damocles de la Ley de Estabilidad Presupuestaria. No debemos olvidar, y os puedo asegurar que el pacto andaluz tampoco lo olvida, que Madrid hará todo lo posible y lo imposible para hacer fracasar unas políticas que, no solo son opuestas a la línea de actuación neoliberal del Partido Popular desde el gobierno, sino que además son potencialmente peligrosas, por mostrar a la población un ejemplo de salida social de la crisis, lo que puede tener un impacto político enorme, en términos de aumento de apoyo social a la izquierda, y con ella a Izquierda Unida. 

Por supuesto, tampoco olvidemos el peso de los lobbys empresariales y financieros, que pueden recurrir práctica del boicot económico, a la que ya han recurrido en otras ocasiones para hundir regímenes que amenazaban su status quo.

El tiempo tendrá que decir, en primer lugar, si el nuevo gobierno andaluz cumple lo prometido, en segundo, si se depura el subsuelo que han ido produciendo los treinta años de administración socialista, y en tercer lugar, si Madrid y los grandes intereses económicos no sabotean el programa, potencialmente efectivo, del gobierno andaluz.

Confiemos en que la naturaleza díscola de Izquierda Unida le permita defender con uñas y dientes el programa al que tanto apelan, y no olvidarlo; confiemos también en que esos lobbys económicos encuentren sus redes de influencia demasiado debilitadas por la crisis; y por supuesto, confiemos en la sociedad andaluza, que después de demostrarnos un alto nivel de responsabilidad política (a pesar de lo que pueda criticar la derecha mediática) deberá respaldar al gobierno que democráticamente ha elegido para salir de esta situación.


1Andalucía se rige por el artículo 151 de la Constitución de 1978, por lo que al igual que Euskadi, Galicia y Cataluña –artículo 152-, tiene un grado de autonomía mayor al del resto de comunidades, regidas por el artículo 143

viernes, 20 de abril de 2012

Apetece quedarse en casa pero hoy toca cambiar el mundo

23/03/2012--- Crónica

Suena lejano todo aquello de #PrimaveraValenciana, esas ocupaciones en universidades de toda España, aquella huelga del 29 de febrero. Ha pasado casi un mes pero no nos rendimos. Algunos creen que ya hemos hecho el paripé y ya estamos conformes. Pero no es así.

La noche es fría y húmeda en Cerdanyola del Vallés el suelo está mojado y lo único que apetece es llegar a casa y meterse en la cama, después de todo parece que el invierno haya vuelto en todo los sentidos. Pero hoy nada es igual que siempre aquí en la UAB.

Hace ya tres días que en la facultad de letras no hacen clases, una asamblea de casi 700 personas, según los estudiantes, consensuó suspenderlas y se declaró en huelga hasta el día 29.

La facultad de comunicación también está ocupada pero la vida docente sigue su curso solo cambian las paredes y el Aula Magna. Las paredes están decoradas con pancartas como “Estudiant, defensa els teus drets” o “Ja n’hi ha prou, comença la lluita”. En el Aula Magna ya no se da clase a diferencia de cómo se venía haciendo desde septiembre y en la puerta hay un piquete informativo que llevan los estudiantes. Durante todo el día hay charlas y actividades que llevan a la reflexión y como cada noche, a las 10 la asamblea.

La de hoy es una asamblea importante. Una reunión en la que se tratará el orden del día de la asamblea de mañana a las 12, ¿seguimos ocupando o nos vamos? ¿paramos las clases? Esas son las preguntas que se tratarán en la asamblea del día siguiente.

Son las 22:32 hoy la asamblea se retrasa media hora. Un grupo de personas pega las últimas caladas a sus cigarros de liar en una de las puertas laterales de la que según dice el decanato es “la mejor facultad de comunicación de España” ¡Viva la modestia y sobretodo la objetividad!
Los demás esperamos dentro ya preparados mientras otros van llegando.

Derepente una voz grita “Asamblea, asamblea” y la gente se acerca al lugar que durante 4 días ha sido testigo de quejas, impotencia, discusiones e ideas. Muchas ideas.

No somos muchos 32, quizás. Nos sentamos en círculo justo en el pasillo más concurrido de la facultad. Ese es el pasillo donde está el bar, los platós de televisión, los estudios de radio y nuestra querida Aula Magna. Parece increíble que durante el día circule por ahí tanta gente y en uno de los momentos más importantes solo seamos treinta. ¡Treinta! De 2500.

Empieza la asamblea y cada estudiante aleatoriamente va exponiendo sus puntos de vista: qué puntos debería tener la próxima asamblea, cómo se ha visto la semana, cosas a mejorar…

No discutimos, solo hablamos porque tenemos puntos de vista muy parecidos. Estamos unidos por y contra lo mismo. Somos conscientes de que mañana va a ser un día muy importante y que lo que queremos conseguir va a ser difícil pero en octubre no existía una asamblea de comunicación. ¿Cómo una facultad de comunicación no puede ser crítica? He aquí una de las paradojas del periodismo.

No me entra en la cabeza ¿cómo tenemos narices a criticar el modelo periodístico actual sin ni siquiera ser capaces de luchar por lo nuestro?, ¿cómo somos o seremos el cuarto poder sin tener capacidad crítica? Los periodistas son aquellos que vigilan al poder cuando todo el mundo está haciendo sus actividades diarias. Son esos seres que se enteran y cuentan a los demás lo que hacen los que (supuestamente) nos representan.

Y esos seres que van a hacer todo eso en un futuro inmediato no tienen una asamblea de estudiantes, no se mueven para criticar lo que está bien y lo que está mal. Pasan.

Bueno, lo que es peor, vienen con el discurso de “yo pienso que parar clases y perder días es perder el dinero de la matricula yo he pagado, es perder días de docencia y yo quiero aprender, yo quiero tener un buen futuro y para eso yo me tengo que preparar”

A todos esos yo pregunto,  ¿de que sirve hacer dos días de clases cuando estamos a punto de perder nuestros derechos? ¿De que sirve poder ir a clase dos días o incluso acabar la carrera cuando los que vienen detrás no van a poder pagarse una universidad pública y de calidad?

La diferencia entre los que no quieren luchar y los que lo intentamos es que ellos lo hacen desde el yo, desde sus intereses, nosotros no. Nosotros lo hacemos desde un “nosotros”. Luchamos para no perder NUESTROS derechos, luchamos por una verdadera universidad universal y para TODOS, luchamos para que TODOS los que vengan detrás no se encuentren con un panorama desolador. ¿De verdad es tan importante ir a clase dos días?

La asamblea se acaba a las 24h. Estamos contentos de ser al menos 30 personas que queremos cambiar el periodismo, la educación, el mundo y que hacemos algo para conseguirlo aunque sabemos que queda mucho camino. Sorprende la “germanor” con la que se hacen las cosas. Y parece que no, pero estamos coordinados. Desde la asamblea de letras, la que tiene más tradición, nos ayudan a organizarnos. Nuestra asamblea se divide en comités que se reparten las tareas: comité de difusión, comité de organización, de logística… Además contamos con la PUDUP que engloba profesorado, estudiantes y personal administrativo de la UAB que se han reunido todos los días de esta semana.

El de mañana va a ser un día importante y los días que lo sucederán más si cabe. Días cargados de reivindicaciones, asambleas, clases alternativas y críticas, lucha, piquetes… ¿Todo esto para que? Simplemente porque cada vez que veo a un alumno de cuarto que dice que él luchó contra Bolonia a pesar de que no le afectaba, porque al fin y al cabo era de licenciatura, no se como darle las gracias solo por intentarlo. A él no le tocaba, pero lo hizo, lo hizo por los que veníamos detrás. Yo no se si la situación nos afectará directamente a nosotros, pero sí estoy segura de que si la universidad del futuro es una mierda, quiero tener la conciencia tranquila para poder mirar a los ojos a los que vengan.

Guanyarem!!!

viernes, 13 de abril de 2012

¿ES LA REPÚBLICA LA SOLUCIÓN?

14 de abril de 1931. Los concejales republicanos del ayuntamiento de Eibar, y tras ellos los de las principales capitales del país declaran la Segunda República Española. Los españoles salen a la calle a celebrar tan esperado acontecimiento. La república no solo significaba la marcha del monarca, sino la renovación completa de la sociedad y la política españolas, el cambio que todos esperan. Los jornaleros sin tierras, obligados durante el invierno a pasar hambre y vivir del escaso ahorro que producen sus jornales en verano, por fin aspiran a conseguir un pedazo de tierra que asegure la subsistencia de sus familias; los trabajadores industriales, esperan que el nuevo régimen traiga consigo una mejora de sus penosas situaciones de trabajo; catalanes, vascos y ciudadanos de otras naciones dentro del territorio español aspiran a conseguir un gobierno autónomo que les permita gestionar mejor sus necesidades y su identidad.

Todos ellos esperan, en resumen, un cambio, y eso es lo que celebran el 14 de abril en las calles. Otros, sin embargo, miran con recelo al nuevo gobierno, y la creciente fuerza de los socialistas. Para las personas tradicionalistas, república es sinónimo de desorden, de caos.

Pronto empezarán los problemas de la joven república: las trabas impuestas por la jerarquía militar y eclesiástica, así como por los grandes terratenientes, impide llevar a cabo la modernización, y la población se siente frustrada, defraudada, y comienzan los disturbios. Los colectivos obreros comienzan la “revolución de los desposeídos” por su cuenta, por la cuenta de la necesidad y los grandes ideales. Es entonces cuando sucede Casas Viejas, la dimisón de Azaña, el Gobierno radical-cedista, la represión de los mineros asturianos y los obreros catalanes, además de muchos otros conflictos que aumentan la temperatura social del país. Para cuando el Frente Popular llega de nuevo al poder, la Guerra Civil ya es inevitable.

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Hoy es 14 de abril de 2012. Ante un gobierno que no ha necesitado más de 100 días para demostrar a los españoles su incapacidad para resolver los problemas del país. Este gobierno, por el contrario, toma medidas cada vez más radicales y perjudiciales para la población en beneficio de una pequeña élite que domina el sistema económico, los culpables del hundimiento de la economía del país. Ante esta situación, sumado al creciente descrédito de la monarquía por el caso Urdangarín, el nombre de la república aparece en las bocas de los ciudadanos de manera inevitable. La posibilidad de que dentro de menos de una década se instaure en nuestro país un régimen republicano existe, y tiene cada vez mayor probabilidad de llegar a ser una realidad. Ahora bien, si queremos hablar de una Tercera república, debemos tener en cuenta un par de cosas.

La primera de ellas tiene que ver con el 14 de Abril de 1931, así como con la propia palabra de República, y el significado que le damos en nuestro país. Aquí debemos tener presente que una república, en el lenguaje político de nuestro país no es solo un régimen en el que el jefe de estado es elegido democráticamente y no por pertenecer a una determinada familia. Una república es, para los republicanos españoles, un cambio, una modernización de la sociedad y la política, que tiene como fin único y principal mejorar las condiciones de vida de las personas que habitan ese país. Para el jornalero andaluz de 1931, la república era buena porque debía traer consigo una reforma agraria que le diera los medios para mejorar su vida y sus condiciones de trabajo. Para el ciudadano español de 2012, una república tiene que venir acompañada de un cambio. No podemos, pues sería una ofensa histórica, permitir una República en la que una élite de políticos y grandes financieros incompetentes y corruptos acaparen los frutos del trabajo de todos, mientras la ciudadanía se mantiene a la espera de que caigan las migajas del pastel –o del ladrillo- que se están repartiendo sus dirigentes. No podemos permitir una República en la que desde el más humilde ayuntamiento hasta los ministerios del Estado, pasando por órganos de gobierno provincial y autonómico, estén dominados por corruptos cuyo único interés es coger el pedazo más grande que puedan del pastel antes mencionado. No podemos permitir una república, en definitiva, que permita que familias enteras se queden en la calle por la codicia de un banco, que obreros honrados y trabajadores sean despedidos injustamente, que barrios enteros vivan al borde del abismo de la exclusión social. Si algún día declaramos una República que lo único que haga sea sustituir al monarca por un jefe de estado, habremos fallado al propio republicanismo español.

En cuanto al segundo punto, éste tiene relación con la Segunda República, y la memoria histórica. Hagamos justicia a un gobierno democrático que fue derrocado por un golpe militar, condenemos de una maldita vez los juicios de responsabilidades políticas y las purgas y ejecuciones por razones de militancia política que se vinieron celebrando, con el respaldo oficial del Estado hasta los últimos años del régimen1;recordemos, a fin de cuentas, al franquismo como lo que fue, un régimen criminal. Ahora bien, no nos precipitemos al idealizar a la Segunda República, pues si hubiera sido un régimen tan perfecto, no habría tenido éxito el pronunciamiento del 17 de julio del 36. Fueran cuales fueran las causas del fracaso de la política republicana (las trabas de los privilegiados, la pésima situación económica, el clima revolucionario propiciado por agrupaciones obreras), estas existieron, y también los republicanos debemos hacer un ejercicio de memoria histórica autocrítica, para evitar caer en los errores del pasado.

A la pregunta, ¿Es la república la solución? Tomando como definición de República lo antes descrito, lo es. Teniendo en cuenta que las ciencias sociales no podemos emitir juicios completamente ciertos, sin duda un régimen más democratizado, más transparente y más social -quitémosle de paso el Rey, y llamémosle República- , es la mejor opción que tenemos.


1P.ej: Cipriano Martos, (1973); Salvador Puig Antich (1974),

sábado, 31 de marzo de 2012

Cosas de negocios


El mundo de la medicina y la tecnología van cogidos de la mano, que uno avance es esencial para que lo haga el otro. Es indiscutible que se han hecho progresos impensables tiempo atrás, no solo respecto a otros siglos, pues en pocas décadas ha habido un salto abismal. Pero lamento si alguien ya se estaba poniendo optimista pues no es oro todo lo que reluce.
El problema por supuesto no son los avances, es que la investigación es mayoritariamente privada, y además la pública se ha recortado. De hecho, es curioso que España, que suele seguir las directrices que vienen de Europa en busca de su complacencia como el niño que espera una golosina, justo en este punto va y se le ocurre ir a contracorriente. Pues los países de la UE están intentando llegar a un 3% del PIB en Investigación+Desarrollo+innovación y a nuestro Gobierno se le ha ocurrido bajar a un 1’39. Pero ¿Qué significa esto realmente? Pues que los proyectos organizados desde el Estado en teoría buscan solventar problemas que una empresa no se dedicaría a analizar porque no le resultaría beneficioso económicamente hablando. La sanidad, entre otros, es uno de los considerados gigantes del bienestar. Si dejamos que sea el ámbito privado el encargado de investigar para acabar con enfermedades aún existentes, o al menos paliar sus perjuicios, y de proporcionar las soluciones; estaremos permitiendo que conviertan a lo más importante, que es la vida, en un negocio (Sí, más aún…)
Porque las empresas no se van a arriesgar a invertir su capital si saben que luego no lo van a recuperar mediante las ventas, aunque intenten algunas dar imagen de filántropas. Entonces ¿que sucedería? Que solo podría tener una buena asistencia sanitaria quien tuviera dinero, y de sobras sabemos que no tiene más quien más merece. Aunque realmente esto ya sucede como veremos a continuación. A causa de este fallo del mercado, el Estado debe actuar, por eso atenta contra el bienestar de la población que se recorte en sanidad e investigación.
Y precisamente por tolerar que la medicina sea un affaire se encuentran casos de injusticia sobrecogedora. Porque por ejemplo el sector de la cirugía estética no se ha visto fuertemente afectado por la crisis, y no estoy refiriéndome a las operaciones por necesidad, sino a aquellas motivadas por la superficialidad de una sociedad corrompida por un concepto de belleza que ahoga a aquellas personas que aspiren a llegar a un ideal que en realidad no es más que un buen trabajo de photoshop, pero este es otro tema. Lo que nos debe hacer reflexionar es que España es ya uno de los países cuya población más recurre a estos tratamientos. Y además con la mundialización se está exportando hasta un prototipo destinado al mercado, por ejemplo, en Japón aumentaron las operaciones para asemejarse a las occidentales.
Pero a pesar de quien afirma que el aspecto físico mejora su autoestima y por lo tanto mejore su bienestar, no siempre se consigue el resultado buscado e incluso pueden surgir complicaciones siendo peor el remedio que la enfermedad (aunque de lo que estoy hablando no tenga nada de enfermedad). In facto, no suele ocurrir pero ha habido más casos de problemas derivados de los aumentos mamarios, de cambios de nariz, etcétera, de los que aparecen en los medios. Incluso se han realizado estudios que demuestran que el botox afecta a la lectura de las emociones, al paralizar líneas de expresión éstas no llegan adecuadamente al cerebro. De modo que termina afectando a la propia empatía que pueda sentir una persona.
Pero vayamos al epicentro de la cuestión que pretendo abordar, mientras el mercado de la estética y dietética intentan “vender felicidad”, aumentando sus ingresos y realizando sus avances para que quien pueda permitírselo se parezca a Brangelina; La malaria sigue siendo la enfermedad infecciosa parasitaria que a más población impacta a escala mundial, sobre todo en las zonas de clima tropical y sub-tropical según la OMS. Cada año, sobre unos 500 millones de personas contraen dicha enfermedad, un millón muere, y entre estos el 85 % no han llegado ni a los cinco años de vida. Pero la industria ignora estas cifras con el motivo de que no les sería rentable, los gobiernos de estos países no se hacen cargo y desde los países desarrollados no se actúa porque están demasiado preocupados por la prima de riesgo, por ganar elecciones… Bueno, si están ignorando la propia sanidad el país nadie espera que vayan a intentar salvar a personas a quienes ni siquiera se les pone rostro. Por eso he querido mostrar, aunque sea con esta simple foto, que sí son personas de carne y hueso, por ejemplo este indefenso niño de Uganda que padece paludismo.

Pero además de la malaria sucede algo similar con el sarampión, la diarrea, las muertes por parto, y enfermedades de transmisión como el VIH, que se incluyen como algunas de las mayores causas de muerte en estas zonas. Por ejemplo, un cuarto de los fallecidos por el SIDA se dio en África. De los afectados, tan solo el 8% tiene acceso a tratamiento. En Europa y América se sitúa entre el 0 y el 9% de casos registrados y estos se suelen resolver, por lo que los recursos existen, pero están monopolizados en los países ricos (vamos a dejarnos de eufemismos). Asia y parte de Oceanía se encuentran en un escalafón más alto que las zonas africanas más próximas al ecuador, pero tampoco salvan sus datos.
Por eso es tan importante que se actúe desde otro organismo que no sea el libre mercado, ingenuos de los que confían en las bondades de su propia regulación. Y si desde los Estados no se interviene suficiente, ni desde la Organización de Naciones Unidas, desde luego no va a ser la industria médica la que por propia iniciativa de más prioridad a erradicar enfermedades que matan a diario a individuos desprotegidos, que a áreas tan rentables como aquellas que citaba a principio del artículo; ni por supuesto tampoco en otros medicamentos que serían fácilmente sustituibles por remedios absolutamente naturales.
Así que mientras siga primando el ganar dinero frente a salvar vidas, aunque suene hiperbólico; mientras se prefiera no ver la realidad a verla negra, en un lugar aumentaran los senos y en otro no tendrán qué mamar.


martes, 27 de marzo de 2012

Bienestar

Está claro que todo el mundo puede responder a la pregunta ¿qué es el bienestar? Y seguramente muchos responderían con imaginativas ocurrencias.

No obstante, el significado concreto de bienestar del que quiero hablar hoy va por otros prados, en concreto tiene relación con nuestro querido (aunque no por todos) Estado del Bienestar. En sociología, las fuentes de Bienestar (el trabajo, la familia y el Estado social) son aquellas organizaciones o agentes sociales que constituyen nuestro sustento, nos aportan recursos y protección (luego volveremos sobre esto), y fundamentalmente, constituyen la principal barrera ante la exclusión social. Una persona que no tiene recursos por vía del trabajo, como los niños, los jubilados, los parados o los dependientes, puede estar perfectamente integrado en la sociedad, incluso contarse entre los miembros de las clases acomodadas, si cuenta con el sustento de su familia, o del Estado social. Estos pertenecen a lo que se llama “pobreza integrada”, y los considero un ejemplo bastante ilustrativo para comprender el concepto de “fuentes del bienestar”.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando las fuentes del bienestar desaparecen? La respuesta es simple: pobreza económica y exclusión social. Cuando una persona que no cuenta con un trabajo pierde el sustento de su familia, o la subvención del estado, entra en un proceso de deterioro no solo de su economía, sino de sus relaciones sociales y personales o su vida cultural.

Pues bien, esto es lo que está pasando en los últimos tiempos. Con los continuos ataques al estado social se desmonta el primer pilar del bienestar; con la desregulación y flexibilización del mercado de trabajo se convierte al segundo pilar en una estaca quebradiza que en cualquier momento puede astillarse y ceder. Por último, solo queda el sustento de la familia, en pleno proceso de reestructuración (que no desestructuración) debido a los cambios en los modelos familiares, y a la vez también sustentada por los otros dos pilares, por lo que constituye un apoyo cada vez menos firme.

A éste análisis, que para muchos habrá sido un empacho considerable de sociología, es a la que uno llega cuando se plantea las causas del aumento de la pobreza y la exclusión. No obstante, falta un punto, el esencial en este artículo. Esta situación provoca una reacción: la incertidumbre. Aunque la población no sea consciente en términos sociológicos de este cambio de tendencias en las fuentes del bienestar, son conscientes de que algo está perdiendo certeza en su día a día. La función principal de los agentes del bienestar, que es proporcionar seguridad y un horizonte de futuro mínimamente estable, se debilita, ya no puede ser satisfecha por las fuentes clásicas. El efecto de esto es tan simple como desolador: se produce una demanda de bienestar. Y por doquier surgen ofertas dispuestas a satisfacer esa demanda:

De un tiempo a esta parte, hemos observado en el lenguaje publicitario de ciertas empresas de seguros el predominio de palabras como “protección” o “cuidado”. Es algo congénito a las propias aseguradoras, pero es destacable la apropiación de emociones normalmente ligadas al ámbito de la familia. “Nadie te cuida como yo” o “Personas que cuidan de personas” son frases que remiten a los deseos más básicos del ser humano, esos mismos que están siendo amenazados. Desaparecen las fuentes tradicionales de bienestar, pero entra en escena un nuevo actor: el Mercado. Se trata de un actor que lucha por hacerse con cada ámbito de la vida, y la provisión de bienestar no iba a ser menos.

Ahora bien, cabe hacerse una última reflexión. Debemos saber quién nos está vendiendo este bienestar. Los productos de las aseguradoras no nos los venden un entrañable erizo, o un tenista de élite. Ni siquiera nos los venden los amables asesores de los anuncios.

Los seguros, este bienestar de pago, nos los venden las grandes compañías de seguros que juegan a especular con la deuda de los países, forzando a gobiernos a recortar en prestaciones públicas. Y son primos hermanos de los bancos que mantienen la economía en una nube de inestabilidad, y que luchan por convertir el mercado de trabajo en un completo ir y venir de precarios. O han tenido mucha suerte, y han sabido aprovechar la debilitación de las principales fuentes de bienestar, y la oportunidad de negocio que ha generado, o bien aquí a alguien le ha salido la jugada redonda. ¿No será que nos han quitado el pan para luego vendernos las migajas? Piénsese.


sábado, 24 de marzo de 2012

¿Una mentira mil veces repetida, se convierte en verdad?


Aún recuerdo cuando “ponte el cinturón” era simplemente un anuncio de tráfico, un consejo para un infante o una canción graciosa. Ahora el significado, como prácticamente todo, adquiere términos económicos. Nos hablan a todas horas de austeridad, de sacrificio, de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades… Tanto se ha oído que ha penetrado en las entrañas de la sociedad, siempre y cuando no se estuviera prevenido. Pero como dijo el economista Sampedro, si hemos vivido por encima de nuestras posibilidades es precisamente porque hemos tenido esa posibilidad, porque los bancos lo han permitido, porque los políticos llevaron a cabo una política desregularizadora, ojo a las falacias.

A esto Noam Chomsky le llamaba estrategia de gradualidad, y como el propio nombre indica se trata de aplicar una medida poco a poco, discurso a discurso, hasta que por fin se consigue la imagen no solo aceptable sino incluso necesaria. En el caso de España, el ámbito político y los medios de comunicación han hecho muy bien su labor. Los partidos políticos que han tenido y están teniendo que hacer frente a la crisis lo tienen muy claro, ya comenzó el PSOE el trabajo “sucio” de los recortes, sorprendió más porque el nombre engaña, por lo de socialista y tal. Luego llegó el PP, con mayoría absoluta, en las urnas que no en la población. Porque eso de que España haya dado un giro a la derecha es muy relativo, el porcentaje de ciudadanos que votó al PP fue el 30.37 % por lo que quizás deberían replantearse si todas las políticas que hagan estarán totalmente legitimadas, pues hubo un 31’06 de abstención. Porque en estas elecciones han ganado con 10.866.566 votos, pero en 2008 obtuvo 10.278.010, no parece un aumento tan significativo como para afirmar que un país entero se haya movido hacia una ideología.

Resaltado este hecho, ya podemos comenzar con la explicación de la nueva reforma laboral según el Real Decreto de Ley 3/2012. Lo que Rajoy habló a susurros ya es un hecho, a la huelga se irá el 29 de marzo. Porque se señala sin cesar la importancia de la productividad, pero si se bajan los salarios bajará la productividad. Esto se debe a que admitámoslo, España no es un país esencialmente exportador, la mayoría de la producción se origina en las Pequeñas Y Medianas Empresas, es decir, en el mercado interior. Si los economistas y expertos hablan como la economía si fuera una ciencia meramente matemática entonces sabrán calcular que si la gente cobra menos, consumirá menos, ergo las empresas ganaran menos. Y si obtienen menos beneficios no creo que contraten a más gente por muy flexibles que sean las condiciones. Todo esto por la obsesión por reducir los costes de producción obviando los factores humanos que hay detrás.

Además, si seguimos adelante con la reducción laboral, la recaudación de impuestos también será menor. Porque no se plantea hablar de buscar nuevas fuentes de ingresos como subir los impuestos a los que más tienen, al contrario, la carga impositiva recae al grueso de la población a la que se justamente se recorta. Igual que cuando se afirma que salario alto es antónimo de crecimiento económico, hasta la crisis los beneficios de las empresas subieron más que los salarios y no es una coincidencia. Pero parece que nadie osa despertar a Keynes de su tumba, el neoliberalismo conviene a algunos y han sabido conseguir que muchos a quienes les perjudica terminen por aceptarlo, votarlo y hasta reproducir sus lemas cuales loros.

Otro punto es el despido, que no ha sido tan rígido como la Patronal y la COE proclaman o la tasa de paro no se explica. Si se facilitan los despidos y llegamos al despido libre ya nos podemos despedir de la huelga como mecanismo de defensa de derechos laborales, pero esto no es lo más grave. Si tan solo presentando que la empresa no ha tenido tantos beneficios como el año anterior, aunque no haya pérdidas, ya se facilita el despido, se puede confiar en la bondad de los jefes, pero cualquier excusa bastaría para decir adiós. Esto también afecta a la temporalidad de los contratos, que paulatinamente se ve incrementada, pero flexibilidad se va acercando más a precariedad que a prosperidad. Y un sector que no tardará en verse afectado es el de las mujeres, pues si en España ya se daban casos de dificultad de acceso al trabajo por todo el tema de la maternidad y demás, ahora para conseguir la conciliación la sociedad va a tener que luchar más aún.

Y si hay algo que caracteriza la reforma laboral es su influencia de la llevada acabo por los germanos, Alemania ha sido tomada como paradigma y admiramos sus tasas y datos sin observar realmente más allá. Porque que hay menos paro está claro, pero ¿a que coste? En el país que nos sirve de modelo existen los mini-Jobs, trabajos cuyo salario no podría mantener a una persona independiente, ha aumentado el número de habitantes que viven por debajo del umbral de pobreza y también hay muchos españoles cualificados trabajando en McDonald, aunque todos los que aparecen en Callejeros Viajeros parezcan muy felices y muy prósperos. Por eso no debemos dejarnos engañar por las cifras, porque aunque el objetivo del Gobierno sea maquillarlas para obtener la imagen exterior que tanto desea, como Mark Twain escribió: Hay tres clases de mentiras, la mentira, la maldita mentira y las estadísticas. En definitiva, todos los pasos que demos atrás habrá que volver a andarlos cuando queramos avanzar. Y más cuando los convenios colectivos han sido modificados en detrimento de los trabajadores y trabajadoras. Porque el mayor problema que se vincula a todos los cambios laborales y en lo referente a otros ámbitos, es que se están proponiendo como soluciones a la crisis y están asentando las bases del camino que queda por recorrer y que a pesar de encontrarnos en el momento de más progreso tecnológico, se está retrocediendo en materia laboral y más allá, en la propia ética y moralidad.

domingo, 4 de marzo de 2012

Los agentes del Poder

Mirando los videos e imágenes de las cargas policiales del pasado 20 de marzo, uno no puede evitar hacerse una pregunta fundamental. Ante las gratuitas expresiones de violencia, ante acciones que, traspasando el límite de la preservación del orden ciudadano pasan a ser lo que, en cualquier otro contexto, obviando el uniforme policial, se consideraría una agresión con ensañamiento en toda regla, surge una pregunta inevitable: ¿Qué estará pasando por la cabeza de estos agentes?

Por una parte, tenemos la excusa de las autoridades, que tan solo menciono como detalle pintoresco, ya que se trata una justificación incoherente y falta de todo sentido: para unos, es una actuación proporcionada frente a unas supuestas agresiones físicas; para otros, no es más que estrategia policial, contra un enemigo organizado, y según los informes oficiales, los documentos verdaderamente vinculantes, las lesiones se explican porque los manifestantes “tropezaron y se hirieron al caer al suelo”, debemos suponer que repetidas veces, y encontrando en su camino las botas de la policía. Cada una de estas respuestas, más sorprendente que la anterior.

Por otra parte, no hay quien deja de ver esta acción como lo que es en un marco amplio: una estrategia de las instituciones del poder por mantener el orden mediante la violencia, y acallar una serie de voces críticas demasiado molestas, por el hecho de apuntar directamente al quid de la cuestión valenciana, que es la barra libre de gasto público de la que se han beneficiado sectores muy limitados de la gran burguesía nacional e internacional. Esta estrategia es, desde cualquier punto de vista, repugnante y vergonzosa, y así debería serlo para cualquier ciudadano con un mínimo de criterio.

No obstante, lejos de documentos institucionales y análisis sociopolíticos más amplios, en lo que me quiero fijar es en la faceta humana, en el ámbito de lo micro, lo personal. ¿Por qué una persona, por mucho uniforme que lleve, y por muchas órdenes que reciba, agrede de esta manera tan brutal a adolescentes pacíficos, que lo son, y que él sabe que lo son? ¿Por qué no se limita a cumplir con lo que se espera de él (despejar la vía pública) con un procedimiento más mesurado, que los hay? Para explicar el ensañamiento, e incluso, por qué no, la vileza que se observa en las actuaciones de ciertos agentes antidisturbios de este país (tales como provocar a los manifestantes, desde el escudo que les brinda su autoridad, para que éstos reaccionen y poder así cargar contra ellos), no puede pasar desapercibida la imagen al margen*.

Esta imagen prueba la conexión que, en muchos casos, existe entre la pertinencia a cuerpos de seguridad del estado, y un tipo determinado de personalidad. Theodor W.Adorno, sociólogo de mediados del siglo pasado, teorizó sobre este tipo de personalidad, caracterizada por la irracionalidad, la impulsividad o el pensamiento maniqueo (que no da lugar al consenso ni a términos medios), así como por la aceptación ciega de una autoridad superior y el deseo de imponer la propia autoridad sobre los rangos inferiores. Según Adorno, esta personalidad estaba ligada a ciertos ambientes familiares, y también a la frustración vital: al ver una persona incumplidas sus aspiraciones, canaliza esta tensión en forma de autoritarismo.

Aplicada la teoría al ejemplo, encontramos a un individuo, probablemente varón, que ha visto frustradas sus aspiraciones vitales, o que ni siquiera ha tenido unas, a causa del muchas veces sofocante sistema social en el que vivimos. Si esta persona desarrolla rasgos de esta personalidad autoritaria tenderá a buscar siempre situaciones de violencia, donde pueda imponerse a los demás mediante el uso de su fuerza, o simplemente, ejerciendo una autoridad, escudado en una placa, y encontrando satisfacción en el hecho de ordenar a otra persona lo que tiene que hacer. Esta teoría nos sirve ahora para hacer una reflexión. ¿Existen, entre los cuerpos de seguridad, actitudes favorables a este tipo de actuaciones? ¿Tienen las personas que tienen que velar por nuestra seguridad una especial afinidad por la violencia, o los valores irracionales y agresivos? ¿Podríamos llegar a pensar que incluso se premiara este tipo de actitud en ciertos cuerpos, como pueden ser los antidisturbios?

Si la respuesta a estos interrogantes fuera afirmativa, nos encontraríamos con un hecho preocupante: la utilización, por parte del poder, de cierto tipo de individuos violentos, para ejercer de brazo ejecutor de una violencia que éste no se puede permitir por su posición institucional. Es decir, los grandes poderes utilizarían agentes violentos para llevar a cabo sus acciones más turbias.

Por otro lado, dejemos de extrañarnos de esto, y pensemos en los camisas negras italianos, pagados por los grandes propietarios en los años 20, para intimidar o incluso asesinar a los representantes sindicales, o en el pistolerismo barcelonés de la misma época. Ahora pensemos en los simpatizantes seudofascistas que se han dejado ver últimamente por las manifestaciones de Valencia, para intimidar a ciertos sectores de los manifestantes, o provocar un enfrentamiento, y preguntémonos por qué no habían hecho acto de presencia antes de que este asunto adquiriera una trascendencia nacional.

*cabe señalar que la foto del margen no corresponde, como se ha pensado, a las cargas policiales de éstos días, sino que pertenece a un subinspector de policía que lo lucía durante los desalojos del barrio del Cabanyal en 2010; unos hecho, por cierto, que no todo el mundo recuerda con estos nuevos episodios de violencia policial, que no se alejan demasiado de aquellos otros.

martes, 28 de febrero de 2012

Primavera anticipada

Primero de todo, tengo el honor de inaugurar este blog, espacio para la reflexión, tanto de sus blogueros como de las personas que dediquen una parte de su tiempo a leerlo, pues al fin y al cabo éste es nuestro objetivo. Debo dejar claro que todo lo que se escriba aquí es nuestra opinión, pero intentaremos ser lo más veraces que podamos, no queremos mentir ni persuadir con malas tretas, tan solo hacer meditar y que cada persona decida. También señalar que cuenta con la colaboración de más de una persona, es fruto de la cooperación y de las ganas de aportar diferentes visiones, aunque todas ellas con el mismo espíritu crítico hacia la actualidad como nexo.
Segundo, el nombre del blog como lectores perspicaces que sois, os habréis dado cuenta de que tiene un doble sentido que se relaciona estrechamente con los sucesos que comentaré y que dan paso a la primera entrada. Pues estos días hay un tema que surge sin cesar y me ha parecido el más oportuno para comenzar esta página, y es que se han oído los gritos de que los libros son más fuertes que las porras, y ciertamente lo son. La llamada #primaveravalenciana ha sido un cúmulo de quejas, reivindicaciones y malestar que se han transformado en un movimiento pacífico, repito pacífico, que ha recorrido las calles de Valencia y se ha extendido a muchas ciudades que se han solidarizado con la causa valenciana. Porque a estas alturas ya deberían saber que el efecto es totalmente inverso al de la disuasión, y ante la agresión la gente ha optado por la manifestación.
Aunque toda la revuelta se inició por los sucesos del IES Luis Vives, no podemos ignorar las causas de fondo, no es tan solo que no hubiera calefacción en centros públicos, incluso no son solo las cargas policiales que conmueven a todo aquel que tenga corazón (que visto y oído lo que algunos medios han osado afirmar queda claro que no todo el mundo lo tiene). No, fue eso y mucho más, fue el conjunto de problemas que la Comunidad Valenciana ha escondido tras una nube de humo de pólvora y mascletás. Infraestructuras interesadas como el aeropuerto de Castellón, la fórmula 1, y la lista continúa... la corrupción, la ineficaz administración en general, han permitido que seamos el territorio con más paro, con más deuda y con unos recortes ya iniciados que acechan el bienestar de su población. Son tantos y tantos motivos para describir que no ahondaré profundamente en cada uno de ellos, al menos en esta entrada. Es por esto que haya tocado tantas fibras el hecho deque cuando gana un equipo de fútbol se ocupen calles sin penalización, pero si se trata de manifestarse, de expresar descontento ante la injusticia, de defender unos derechos parece que olvidados, solo entonces la policía debe actuar. Y no olvidemos que son unos mandados, cosa que a mi parecer tampoco les justifica, pero… ¿Mandados por quién? Pues por políticos, que son al fin y al cabo los que se supone que deciden, ¿O no?
Y a pesar de que la cúpula siga impune, preocupada tan solo por la imagen que podamos dar en el exterior, la población ha demostrado saliendo a la calle masivamente que no es ajena a lo que suceda a su alrededor, que siempre hay esperanza para seguir luchando y no hay “ppuño”que pare nuestras letras, nuestra educación, nuestras ganas de cambiar las cosas a mejor, porque los jóvenes son el futuro y porque “Estas son nuestras armas”.